Heart It

lunes, 18 de noviembre de 2013

Empezamos la semana

Empiezo la semana haciendo dos cosas que debí hacer hace mucho tiempo. La primera es apuntarme a la autoescuela, cosa que hice esta mañana y de la que estoy bastante orgullosa. Puedo decir que de aquí en X tiempo tendré en mis manos el carnet y ya no dependeré de nadie nunca más. El coche lo tengo aparcado delante de la casa de mis padres esperándome. La segunda cosa es ponerme ya a dieta. La dieta consiste en ingerir a diario unas 1300 calorías. Funciona, ya la hice hace meses y adelgacé, pero no pude seguirla porque era épocas de exámenes y necesita comer cosas con más consistencia para sentirme saciada por más tiempo. Ese es el gran problema que tengo, nunca me siento llena y automáticamente lo relaciono con tener hambre.

Necesitaba ponerme a dieta cuanto antes, porque a nivel psicológico, emocional y físico mi peso me condiciona bastante. Siempre me he visto gorda. No peso más de 80 kg y mido alrededor de unos 170 cm, soy consiente de que no me sobra tanto, pero no tengo el cuerpo proporcionado. Es decir, soy ancha de espalda con mucha barriga y muslos más delgados, no es una gran diferencia porque también soy musculosa, pero a la hora de vestirme lo paso bastante mal. Por ejemplo, vestir unos pitillos con una camisa ancha me queda horroroso, los vestidos deben ser siempre en A, las partes de arriba estrechas pero que no se me noten las mollas de la barriga y así me puedo pegar media hora.

Empecé a engordar con 15 años con primera depresión por la que pasé. Cuando estaba de bajón podía comerme tres tabletas de chocolate y seguir teniendo ansia por comer. Además, no tenía límites con la comida, me daba igual todo, comía postre antes y después de cada comida, bebía solo refrescos y comía pocas verduras. Pero estaba creciendo, y el cuerpo necesitaba mucho alimento, y engordé poco en comparación con lo mucho que comía.


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    Cuando empecé a salir de la depresión me dí realmente cuenta de todo el peso que había ganado. A diario me miraba en el espejo y, básicamente, no me lo podía creer. La foto de arriba muestra muy bien como me sentía. Pero poco a poco, y sin ninguna ayuda, me levanté del suelo y decidí que a mí no me afectaba nada de lo que la gente me decía. Es mi cuerpo y es mi vida y que iba ha hacer lo que yo quisiera. Mi lema era la frase del anuncio de Gallina Blanca "Soy Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como." Yo decidí darle un sentido más serio y para mí significó que haga lo que haga, decida lo que decida, es a mí a quien le va a tocar aguantar las consecuencias. Así que un día me encerré en mi propia burbuja y durante dos años no salí de ella. Gracias a mis amigos que nunca me dejaron de lado, si no el despertar hubiera sido muy duro.

No he perdido peso desde entonces, nunca quise ponerme a dieta ni hacer deporte hasta este verano cuando pensé porqué no perder el peso que me sobra, ya no por estética si no por salud. Y después de meses tras decidir que me iba a cuidar más y mejor por fin lo he hecho. Así que estoy bastante orgullosa. El primer día lo llevo bastante bien y ahora cuando acabe de escribir esto me beberé otra taza de té verde. :)

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Butterfly kisses for you all, Malina.
                                                 

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